Este post va para aLoo, que será lo único que extrañe cuando me largue de aquí (si es que me largo, y porsupuesto exclullendo a la familia):
Nos conocimos unos cuantos meses antes de que yo, tal y como me conosí, llegara a ser yo. Definitivamente ella apenas sabe si ya era la ella que conoce o conoció. Fue un golpe del destino, un juego en los lugares del salón. Fue un golpe en mi brazo y un morete que tardo mucho en borrarse de mi piel. Jamás pensé que aLoo fuera a tomar el papel que juega ahora en mi vida. En realidad, era para mi solo un cuerpo inerte durante las 3 primeras horas, un sause boxeador las siguientes 2 y el resto del día estudiantil no era otra cosa que una artista a la que lograba impresionar con mis artes de la adivinación. Definitivamente era una muchachita algo extraña, cosa que no es muy relevante tomando en cuenta el común denominador de mis amigas.
No fue al instante nuestra amistad. De hecho yo estaba demaciado ocupada el primer año intentando atrapar la forma de no sufrir el avandono de Wisy. Porsupuesto, no lo hice muy bien, y así, al año siguiente por alguna razón y bajo circunstancias que no recuerdo; me aferré a aLoo como si fuera lo único que tuviera en este mundo. Cuan en lo cierto estaba mientras mi mundo era lo que era mi mundo.
Descubrí su personalidad de golpe, pero a la vez tan lentamente que ella consideró que no la conocía. No tengo idea de si ella me conoce, pero no me importa. Me tiene sin cuidado lo que una persona que ama a los caballos y a los perros, que juega con sus ronquidos y que es más flaca que un carrizo piense de mi; esto mientras io le estime tanto como le estimo ahora o le estimé antes. Será despues, si esta estimación desaparese, cuando me preocupe de la formalidad de ocultar la estridente risa que perdí entre regaños, y de ser prudente y condescendiente. Será entonces cuando no le crea un comino al decirme que tiene sueño, pues lo tomaré como un signo de aburrimiento crónico debido a mi.
Es extraño como dos personas tan distintas puedan ser tan diferentes. Hay que obviar primeramente su palidez contrastando con mis rosadas mejillas, despues, en segundo termino está el asunto de mi extrema hiperactividad comparada con su somnoliencia habitual. Su amor por la música como mi amor por el ruido, su don del trazo contra mi... no, eso no. Pero siempre está la similitud de una opinión, de un gusto, de una palabra. Siempre esta la coinsidencia de la mente y la lengua que articulan fraces similares para dar a ver ideas iguales. Siempre está el uso del color, el enamoramiento frecuente de figuras imaginarias, el cual dura la mustia cantidad de tiempo en la que uno logra inventarle el nombre; la diferencia es su falta de convencimiento ante ello y mi exceso por contraste...
Definitivamente será a esta futura doctora a quien pronto extrañaré sin tregua, y que sin duda el destino hará lo suyo para que ninguna de las dos cambie demaciado
11 de marzo de 2005
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