16 de diciembre de 2004

En el episodio pasado...

Nuestro heroe, el real y único soberano de la humeda selva se encontraba con su astuto paquidermo perruno comiendo la reserva nacional de cacahuates en el elevador de la tintorería... George-george, george of da jungle!!... Canal incorrecto!

MienTras dOrmia aPasibleMente, sOlo cUidanDome de mi PeoR eneMiga quE a lA vez eS mi Mas QueridO soPorte mOral (yo), mE enconTre mEtida sUbitamenTe en un MaraVilloSo dRamA, rEcurrEntemEnte ClasiFicaDo cOmo Sueño... Oh!! eRa bueno.

Primero, miraba el cielo. Azul, muy azul, pero todo sofocado, así que giré la vista y me encontré con que el ventilador estaba apagado; así que me levante de mi cama y lo ensendí, con la ceremoniosa sutileza de una manada de girafas aturdidas por un elefante...
Volvi a mi asunto, ahora acompañada por mi más reciente y brillante obseción: el muso mío, el cual, se habia sentado en la superficie acolchada que sirve de asiento frente a mi ventana. Me miraba divertido, mientras me veía perder el control sobre mi respiración; así que señaló el ventilador, el cual estaba inconvenientemente "off" cosa que le hace pasarla duro a mi pobre aparato respiratorio por demas fregado por la costumbre. Me levanté, y me dirigí hacia el muso de una manera que pudo parecer un tanto ruda, pero cambie de dirección para poner el ventilador "on".
El muso abrió la ventana, y se salió por ahí para irse al techo, así que lo seguí por el mismo camino. En el techo habia un piano de cola, yo tenía un vestido rojo y él un traje, así que me relajé y me puse a tomar con él, el elixir de la felicidad... Pero, estar en el techo sin que haya viento es absolutamente molesto, ya que sofocarse por la altura es algo posible, Entonces me desperté, me puse en pie, y ensendí el ventilador con un fúrico golpesito a su sistema, volvi a la cama y me dormí.
Bueno... El muso bailaba conmigo mientras la pianola funcionaba sola. Las manos comenzaron a ponerseme moradas, y me empezaron a doler las mejillas, así que el ventilador estaba ensendido y me helaba hasta los huesos, aparte de agolparme la sangre y ponerme de malas. Así que metí al muso en una botella y me desperté de malas por el horrible clima decembrino que hay en culiacán!

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