6 de noviembre de 2018

Natalia me trajo al fin del mundo, y me pidió un té que tiene algo para que esté calmada. Me hizo sentarme en la mesita redonda y destartalada que está escondida bajo un techito y rodeada de plantas que engañan mariposas. Los árboles crujen, y Carlitos me dio a guardar una varita de sauco (como la de Harry Potter). Respiro despacito y profundo, y luego se me sale una lágrima que se esfuma con un olor a lavanda.

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