Quiero ver el horizonte juntos, uno al lado del otro, con la calma necesaria para que un atardecer se convierta en eternidad; y mientras me haces paciente, quiero sentir el momento en el que acomodas mi cabello tras mis orejas, el momento en el que rozas mi cara mientras bromeas, y el momento en el que tocas mi cintura mientras me abrazas. Quiero paciencia, la tuya o la mía, pero quiero paciencia. Paciencia para disfrutar ese latido del corazón antes de un beso, ese que parece que va a d e t e n e r todo el funcionamiento de un cuerpo cuya alma está a punto de asomarse a buscar vida fuera de si; quiero paciencia para poder imaginar en ese preciso momento, el como nos vemos desde lejos, el cómo nos vemos desde cerca, el cómo nos vemos desde antes mientras yo intentaba imaginar un beso bajo las estrellas que nunca llegó. Quiero toda la paciencia del mundo para que al llegar ese beso, pueda dejar el tiempo suspendido y no correr a la vida para arrancar de nuevo, y no dejarlo ir ni un reloj ni en un santiamén, que no se vaya, que no se acabe la pausa! que nos conserve así... ni jóvenes ni viejos, ni ilusos ni cínicos. Que no se vaya, que no lo apresure, que no abra los ojos nunca mientras siento tu presencia cercana y sólida que no se disipa en kilómetros, en días o en desvalidos tickets de viaje.
Y cuando se termine, cuando por fin soltemos el tiempo y avance a lo desconocido, quiero sonreír, aunque no tenga idea de qué es lo que sigue en mi vida.
1 comentario:
ay Gomita, Gomita... se me había olvidado lo lindo que escribes.
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