Me han dicho que en algún punto de la vida dejas de ver tu brújula, la metes en el bolsillo y cuando la buscas, no sabes dónde la pusiste. Entonces te nace el miedo en el tope del estómago, como si te lo hubieras comido al tragar saliva, asustada... y crece, y en cada brazo de su maldita estructura de arbol enraizado. A la desesperación le salen espinas que se te enredan en las piernas, la incertidumbre hace un vacío que se lleva todo tu aire, y el terror sostiene nidos en tus sueños.
Y así estás, como loca buscando en cada bolsa. Desesperada hasta las lágrimas... tirando las llaves, moviendo la cartera de lado a lado, haciendo a un lado cualquier cosa que encuentro por ahí. Hasta que estallas y empiezas a caminar, descarriada, dando vueltas, moviendote un poco, pero volviendo al lugar al que estabas. De vuelta, repitiendo cada paso ¿Dónde está? te preguntas mil veces, hasta golpéandote la cabeza. ¿Cómo demonios voy a saber a donde ir? y gritas, y te jalas los cabellos. Es cuando cansada, gimiendo, te arrimas a la esquina del camino y te sientas al borde de un acantilado... y mientras sigues llorando pasa por el camino alguien más.
"Y a ti qué te pasa?" te pregunta como si te conociera, y levantas la mirada y le preguntas a donde va, como si con eso entendiera todo. Y claro que lo entiende todo, y se rie, y tú te enfureces, te asustas más... y te repites que no sabes.
Y llega el reto. Habla mil cosas a la vez, y de repente te pregunta si confías en él. En él... un completo desconocido, preguntandote si confías. Y te ríes, y te preguntas cómo puedes confiar sin tu brújula ni tu sentido común. "Confía" te pide con voz cálida. Y no haces más que seguirte riendo, viendo el camino de tus pasos, por si tu brújula se calló mientras lastimeramente caminabas al descanso. Entonces te toma por las muñecas y te empuja hacia atrás, a un acantilado que antes no habías notado.
Ahí vas... en picada, pensando que tu brújula jamás apuntaría en ese sentido. Dando vueltas. De repente sintiendo el aire en la cara, de repente respirando por primera vez. Sientes de repente como algo te sostiene en el aire, y comienzas a dar vueltas. "confía" te repite la voz del extraño, y la ves volar... la brújula... caer de tu bolsillo. La atrapas en el aire, aún pintando espirales, y la ves: ella también, sin decidirse, dando vueltas en el aire como tú. Ya parará, tu "confía".
13 de abril de 2010
Mi caida libre
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5 comentarios:
Y la brújula como una hoja se encuentra en el aire, ese mismo aire q te hace seguir viva y que pisando tierra jamás hubieses descubierto cuán fuerte es :)
Gomita de naranja, sigues viva.
Ayer me comí unas gomitas y había sólo una de naranja y me acordé de ti :). Vengo a visitar tu casita y de paso visité la mía que ya la tengo muy empolvada y llena de telarañas.
Uhm... es bonito, confiar.
ABRAZOS FUERTES. Besos de agua.
Me gusta venir a leerte Gomita :)
Que arriesgado. Pero válido para todos los que quieran anudar su rumbo a la confianza.
Bello goma.
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