18 de octubre de 2009
Sunday morning
Un brazo de viento mantuvo la cobija en vilo mientras tendía mi cama. Con mis pantuflas, el pijama morado, las sábanas verdes y un oso de peluche café me subí sobre esa hipotética alfombra mágica, y volé entre los altos eucaliptos del final de la calle. Le di dos vueltas al puente del periférico, queriéndolo enredar en un hilo imaginario que le aferrara una nube al asfalto. Me dejé seducir por el frio del amanecer azul y vi como un ramillete de mariposas blancas se tendían en el pasto del camino. Por supuesto... cerré la ventana y fui a la cocina por café, disponíendome a leer.
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2 comentarios:
jajajaj me pasa lo mismo varias veces al día, y es tan triste :(
Esos domingos tan llenos de magia y a veces tan faltos de actividad que en realidad los convierten en una delicia.
Café y lectura, buena combinación.
Saludos
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