Ahí andábamos, escondidos entre las cortinas transparentes como alas de mosca, la luz reflejada en el piso del balcón, rebotando y entrando a hacer caminos por los que deslizarse con pasos gráciles. (Pásos gráciles! yo que me caigo descalza y en lo plano).
Así me andaba paseando frente a ti, entre las paredes blancas y volando los holanes de las "polleras" de colores. De puntitas, como bailarina, y con los cabellos rizados como el humo obscuro de tus inciensos.
Iluminada de sonrisitas cómplices, iluminada de besos tiernos y brisas azul clarito que se colaban lentamente, moviendo motas de polvo que brillaban cual luciérnagas diminutas y paseaban los aromas de ese invierno soleado. Iluminado.
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