26 de junio de 2009

Esa noche soñé que estabas ahí.

Todo lo que yo quería se dibujaba en tu mirada. La espera había sido dura... todos esos años primero de soledad, luego de miedo, luego de desilución. Tantos llantos porque no llegabas. Y ahí estabas... con todo lo que yo quería dibujado en tu mirada.

No hablamos del destino, porque para los dos eran tonterías. Nuestra certeza de la existencia del otro no tenía nombre. No había sido Dios, pues sólo yo iba a misa y en realidad nunca había pedido por que me encontraras, y no era verdad que no pudieramos ser felices con otras personas... ser feliz era otra cosa. Éramos secreto, y ahora ahí estabas, con todo lo que yo necesitaba dibujado en tu mirada.

Todo se había convertido en tu sonrisa, en tu expresión. Nada más importaba en el mundo, y me sentí única. No bonita, no especial, ÚNICA, porque iba a tenerte... con esa mirada, que dibujaba todo lo que necesitaba. Mi punto medio perfecto; certeza e incertidumbre, locura y lucidez. Y en tus ojos... mi reflejo... dibujada, sonriendo... todo lo que yo necesitaba.

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