9 de febrero de 2009

Spin-off (1)

Me hacían ruido sus ojos. No hay otra forma de decirlo, me hacían ruido. De esa sirena snob de piernas interminables y cabellos rubios casi plateados y ondulados como plantas de parra, de su silueta esbelta y casi irresistible, sus facciones perfectas y suaves, de su crianza para Femme Fatale y sus estudiados movimientos de ágil bailarina lo que me hacían ruido eran sus ojos. La expresión en sus ojos cuando me miraba. No había otra igual, esa expresión podía poner mi mundo de cabeza, justo como ella parecía tenerlo al gesticularla, no podía ocultarla. La mirada que me provocaba: el dolor más agudo, mortífero y delicioso que jamás hubiera sentido. Ese era el objeto de mi amor: Sherry Tempelton. La rubia despreocupada y ocupada de tanta alta sociedad y fiestas en las que resultaba ser siempre el eje de cualquier movimiento. Eso era verdad, si alguien empinaba su copa era por ella, si otra mujer me sonreía, era por ella y cualquier música era por ella. Para mí siempre era ella, ella y nadie más que ella. Ella repitiéndole a mi hermana pequeña los a-b-c para volver locos a los hombres, acompañadas de una música estridente o ella peinandole el cabello a una mejor amiga mutua que se engancha a la realidad con un par de pastillitas amarillas. Ella, al rededor de mis problemas, tomando café con mi madre, horneando con la mejor amiga, sufriendo las divinas series de televisión de las cuales no puede ser la protagonista tierna. La altanera y caprichosa quimera que antes de enamorarse del más enamorado de ella, decidió que no quería un amor que la siguiera hasta el fin del mundo; sino que quería todos los amores a los que pudiera romperles el corazón y dejarles vivos los nervios para que siguieran deseandola eternamente.

2 comentarios:

Cary dijo...

señorita gomita, pasando a saludar ya leer todos esos acontesimeintos maravillosos ke me he perdido por un tiempo y ke solo le pasan a usted.. mencione alguna vez ke em gustan sus escritos!?.. un beso a la gomita!

· dijo...

y dejarles vivos los nervios para que siguieran deseandola eternamente"...