18 de febrero de 2009

La noche del viernes dormiré en el avión. Y la noche del sábado no sé donde dormiré (sí, aún no lo sé). A dos días de irme, me han entrado los nervios, que sinceramente atribullo a la ansiedad causada por no saber a dónde llegaré, a las fluctuaciones del dolar, a las corridas en los aeropuertos de México y Lima, y a mi tendencia al aislamiento. Con frecuencia me pregunto "y si no les simpatizo?", "y si nisiquiera les entiendo?", "y si repruebo todas mis clases, el dolar se va a los 50 pesos, se caen las redes telefónicas y el cielo es involable?", "y si no me cabe en la maleta todo lo que necesito?", "y si me pasa algo en el hostal? (si es que llego a un hostal)". No quiero ver 5 meses en Buenos Aires como cuando veo un examen que me revuelve las tripas. No quiero visualizar un momento tranquilo y común, facil de lograr. No quiero pensarme en la sala del Gaos comiendo oreos con Natalia, envuelta en mi bata de Harry Potter; eso haría los nervios fáciles de llevar, pero me da miedo no recordar después nada del intercambio. Mientras... voy por un té y seguiré viendo departamentos.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Sobrepiensas.

K dijo...

El problema debe ser sobrepensar que se tiene un problema al estar sobrepensando situaciones y demás, y se complica al sobrepensar la solución a dicho problema =|