4 de septiembre de 2008

Yasmin y Adrian

Iba mirando las piedras que hacían bardas en la paz, mientras caminaba buscando una parada para el camión (Posteriormente el chofer me miró despectivamente, cuando subí con mi café, mis audífonos y callendome de los tacones). Estaba atardeciendo de una manera espectacular: Mientras seguían callendo las últimas gotitas resagadas de lluvia, se le iba callendo la pintura rosa al cielo y se ponía morada. Me vi cruzar un charco mientras abría mi paraguas, le di un sorbo al café que estaba aún muy caliente y recordé a Yasmin (la hermana mayor de Gisel).

La recordé tal cual la describía Adrián en aquella carta que nos encontramos entre uno de sus libros y que yo nunca pude olvidar y que desde ese día se convirtió en una de las escenas que quería protagonizar; sin embargo... Yasmin vivía en el DF, había salido de compras y volvía cargando en una mano una bolsa de plástico y en la otra una de papel y el paraguas. Se le atravesó Adrian en el coche y la recordó por siempre con el cabello despeinado, la nariz roja, una sudadera GAP y una mirada firme que aunque distorcionada con la lluvia que llenaba el parabrisas, le decía a gritos que ya lo había olvidado y con esa mirada, adentro del coche, con una realidad distorcionada por los nervios, él se dio cuenta de que había sido un idiota.

Me va a pasar un día de estos. Oyendo "So nice, so smart", deteniendo mi café, agarrando fuerte mi bolsa, haciendo malabares con el paraguas y saliendo del Despacho.

4 comentarios:

Zanahoria dijo...

Oh... Bueno pues. Saludos! ^^

*CaleidOscópica dijo...

oye, en serio es un places leer estos pequeños pasajes.


nos transportas XD


saludos gOmita

EmiliTus dijo...

"se le iba callendo la pintura rosa al cielo y se ponía morada"

adorable forma de mostrarme la hora azul :)

Excelente pasaje, para un corto.

Anónimo dijo...

su nombre era Eduardo
...Adrián era el mío