Y volver volver voooooolver!

Mayté levantó una mirada extrañada e inquisitiva directamente a la puerta. Sus anteojos de escarabajo sobreviviente irradiaban destellos color melón al reflejar la luz lentamene abandonada de su computadora. Fué aquella descarga eléctrica que invadió el aire, mientras yo discutía qué usar para la cena post-boda con mi cuerpo y mi cabello, la que me causó un escalofrío naciente en la punta sur de la columna y que se subió por cada una de las cabidades vertebrales perturbándome cada naurona. Di media vuelta sobre las plantas de mis pies, y me topé con una imágen olvidada hasta entonces, pero que pude identificar como procedene de mi misma al instante.

Un muso arrastrado cada día más por la realidad, por la suciedad de los zapatos, tanto, que mayte había notado su presencia, y que seguramente lo había visto como un holograma frantasmal de otro tiempo u otra dimensión. Ahí estaba él, con los zapatos sucios, los jeans gastados, la primera playera del armario y el amparo clemente de una sudadera anti-ventarrones; el cabello desaliñado y un defecto visual recientemente adquirido y corregido tras unas gafas sobrias. Una mirada más definida, sagaz, perspicaz... Segura. Y al final una sonrisa de lado, dulce y juguetona, que se notaba masticar conversaciones inteligentes, flexibles y pegajosas cual chicle.

Sonreí... me llevé la mano a la boca con el dedo que grita silencios y salí sigilosa de la habitación sólo para colgármele del cuello y plantarle un beso en los labios perdidos entre realidad y ficción.

- Ahora sí?
- Qué hacer? ya guardé el otro corazón.
- Ahora esperar a que venga alguien más y te robe de mi realidad.
- Improbable por el momento...