Verde con Naranja, inmensa. Del tamaño de mi mano. Se posó en mi rodilla con una delicadeza de dinosaurio moribundo, mientras yo me quedaba viendo el cielo, sentadita en las escaleras. Sé que me pegó algo.
Dos horas después me tiré a llorar en mi cama, sin ninguna tristeza, sin ningún dolor, era sólo un llanto inclemente como tormenta huracanada que empapaba el cobertor de mi cama. No supe... hasta que me quedé dormida unos veinte minutos y desperté con una nostalgia sacada de no se donde. Fué la mariposa, que sabía que se iba a morir y me pasó todas los llantos que se cargaba en sus inmensas alas.
7 de septiembre de 2007
Suscribirse a:
Comentarios de la entrada (Atom)
2 comentarios:
=P hola =D
sabes que creo que a veces me suceden esas cosas...
saludo gomita, espero que te hayas repuesto de tu nostalgia
Publicar un comentario