Desde O.C. (Obregon city, para los k no son de sonora)

Cuando colguè el telèfono celular despuès de intentar hablar con èl, hice la misma cara que hacìa de niña cuando me ponìan un plato con caldo en mi lugar en la mesa (la sigo haciendo, en realidad...). Lo pensè - A èl- y luego me perdì en una tristesa mansa y resignada como una tarde bochornosa de verano, a sapiencia de que cualquier remedio no servirìa de nada...

Hubiera parecido que venìa un ejercito de indios Yaquis armados con machetes para matar a todo el pueblo, pero en realidad era el efecto de unas tìmidas gotitas de agua que nos caìan para limpiarnos los pecados que se nos anidaban en la memoria y las imaginaciones (no se hagan, todos imaginamos pecados ¬¬); y es que en este lugarcito hundido en el olvido, el olvido en donde està hundido exilia con toda mala intenciòn a cualquier nube llorona que quiera pasearse sobre los troncos muertos de los àlamos artrìticos. Quisiera describir lo que pasò.. pero me quedarìa tan tan corta! Còmo explicar la sensaciòn y el efecto visual caleidoscòpico de las gotitas agarradas a mis pestañas? y còmo explicar el color de todas las verduras que se estaban mojando en el puestito màs colorido del mercado al aire libre... y los focos de colores, y el aire caliente brincàndole a las gotitas, como defensa del desierto. Me encantarìa haber podido guardar todo, en serio, me encantarìa. Pero igual y no lo compartirìa porque soy envidiosa... pero supongo que todos saben lo que es mojarse hasta el cansancio y la gripe bajo la lluvia nocturna. =)